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Educar en emociones y la gestión de las pantallas



¿Cómo surge el proyecto Emotiva en Uruguay y cuáles son los talleres que están ofreciendo?


Emotiva surge como proyecto a partir de la inquietud de dos psicólogas por trabajar con niños y niñas en el desarrollo de su educación emocional, algo a veces relegado a un segundo plano frente a la educación meramente intelectual. Desde luego, sabemos que el trabajo con los pequeños de la familia no es completo si no integramos también a los adultos, detectando que había gran necesidad por parte de los padres por tener talleres donde encontrarse con otros y poder intercambiar sobre información de calidad relacionada a la crianza, el desarrollo y acompañamiento a los niños y niñas en su crecimiento. De ahí surge el realizar un ciclo de talleres de educación emocional para niños (al momento funcionan dos grupos, uno en Carrasco y otro en Pocitos-dividido por edades) y otro para padres. Los encuentros son una vez al mes.


En general los adultos tenemos una tendencia a valorar las emociones como buenas o malas. Empecemos definiendo qué significa educar en emociones. ¿qué es la educación emocional y por qué es importante?


La educación emocional o aprendizaje socioemocional como preferimos llamarlo, es un proceso que permite a los niños identificar y manejar sus emociones, proponerse y lograr objetivos, sentir y mostrar empatía por otros, establecer y mantener relaciones interpersonales y tomar decisiones responsablemente.” (CASEL, 2019).

El aprendizaje socioemocional en grupo permite a los niños conocerse para aprender a lidiar con las frustraciones y los obstáculos, mejorando sus aprendizajes y su interacción con el mundo. Aprenden a autorregularse y a enfocarse. Indagan en el respeto de otros puntos de vista, la resolución de problemas en equipo, y la búsqueda de soluciones democráticas.

En los encuentros, generan aprendizajes sobre los cinco componentes de la inteligencia emocional:

  • Autoconocimiento

  • Autorregulación

  • Motivación

  • Empatía

  • Habilidades interpersonales

En cada instancia, los chicos abordan un tema diferente y, a través de dinámicas grupales e individuales, reflexionan sobre la situación personal de cada uno. Se llevan herramientas prácticas para abordar cada componente y van adquiriendo las capacidades gradualmente.


Muchas veces lo que sucede ante un “desborde” de emoción los adultos tendemos a reprimir o censurar; ¿Cómo se puede enseñar a distinguir lo que nos pasa (niño/adulto) y hacer una gestión adecuada de las emociones?


Primero que nada, hay que sacarle el miedo a los “desbordes” de emociones. La educación emocional se aprende, nadie nace sabiendo, incluso hay adultos que no saben cómo gestionarlas. Entonces, justamente, el desborde es porque el niño está aprendiendo, y la forma conocida de mostrar que algo le pasa, sobre todo en niños pequeños que no adquirieron o están comenzando a adquirir el lenguaje, es a través del cuerpo y el llanto. Entonces, los “desbordes” o también llamados rabietas o berrinches, son esperados en los niños, son algo normal que tienen un pico cerca de los 2 años. Muestra que el niño aún está inmaduro, y hay distintos tipos de rabietas. Lo importante por eso es como adultos, aprender a distinguirlas. Es cierto que muchas veces los adultos las reprimen o censuran, pero por eso es importante saber qué tipo de rabieta es. Si es para conseguir algo (objeto o permiso para algo) , ahí lo mejor asegurarse que no se vaya a lastimar pero no darle lo que quiere. Habilitar a que se tranquilice y luego sí poder hablar.

Hay otro tipo de rabieta que tiene más que ver con algo que los inunda, con un desborde por ej. con llanto o ira; ahí notamos que es una emoción que no pueden controlar y están expresando algo fuerte que los inundó. Ahí es importante poder contener físicamente (por ej. con un abrazo), y sostener como adultos hasta que se tranquilicen. Durante un desborde así, no es posible pensar ni charlar. Se acompaña, se contiene y si son muy chiquitos se les puede hamacar, tararear, acariciar,etc. Una vez que el niño se calma, se puede comenzar a poner palabras a lo que sucedió. Ahí sirve que el adulto pueda acompañar con calma, sin tener una “rabieta adulta”, ni pretender censurar ni que se termine rápido. Expresar emociones hace bien, aun cuando nos cueste verlos así. Que lo expresen es la forma de que luego aprendan a medir su intensidad, a elegir la forma de expresarla asertivamente, a entender qué les pasa, etc. entonces, se enseña a gestionar las emociones conteniendo, sosteniendo esos momentos, teniendo paciencia para descifrar y retomar el tema, y también MUY IMPORTANTE con el ejemplo. Los niños son nuestro reflejo, entonces cuando me ven mal, triste etc. también está bueno poder decírselo a los niños. Es contradictorio que le enseñemos en emociones y ocultemos las emociones propias. Les enseñamos que las emociones son parte de la vida, y que está bueno tener un “repertorio emocional” amplio.

No es posible que los niños solo sientan emociones “agradables” en su vida; las emociones no son buenas ni malas de por si. Algunas son más agradables que otras, pero todas nos dan información importante. Entonces está bueno enseñarles que pueden sentir todas las emociones, y que puedan sentirse tristes si pierden a alguien, enojarse si alguien les falta el respeto o los maltrata. Hay un aporte interesante de las neurociencias que plantean que la calidad de mi vida depende de la calidad de los pensamientos, no de las circunstancias. Y los pensamientos dependen de la plataforma emocional en la que los emito. Por eso la importancia de que se experimente todo el repertorio emocional posible, para que los niños puedan experimentar la emoción adecuada en el momento adecuado y con la intensidad oportuna.


¿Se pueden considerar distintas etapas madurativas en la gestión de emociones?. ¿cuál es el rol del adulto en cada una de ellas?


El rol del adulto es conectarse con el niño, mostrarse disponible para poder entenderlo y sostenerlo. Claro que hay distintas etapas madurativas dependiendo del desarrollo del niño. Las emociones van de la mano de la parte intelectual, somos un todo en cuanto a desarrollo. En los niños más pequeños(0-1año) las emociones son muy primitivas, muestra necesidad, afecto o acciones muy básicas. Expresan a través del llanto, y luego comienzan a interesarse por el mundo y lo que los rodea, y a reconocer que hay distintas emociones en los rostros (por ej. alegría o enojo) según algunos estudios. Cerca de los dos años, el niño generalmente busca aprobación en la mirada de los demás, como forma de reforzar y afianzar su personalidad. A partir de esa edad, y luego con la adquisición del lenguaje, es que va aumentando el léxico y la riqueza en la expresión, se espera que los niños comuniquen experiencias y expresen sus sentimientos. El rol del adulto aquí es poder ayudarlos a interpretar lo que están sintiendo, nombrar y poner en palabras lo que les pasa. en niños escolares, ya entienden un poco más de emociones, y salen de su egocentrismo para poder comenzar a ponerse en el lugar de los otros niños (empatía) . El rol del adulto aquí es ayudarlo justamente a poder ponerse en otro lugar, interpretar como se sintió otro, favorecer el reparar (en caso de haberse equivocado), pensar cómo podrían haber actuado diferente, y ayudarlos a auto controlarse. En preadolescentes y adolescentes,a partir de los 11, generalmente las emociones comienzan a complejizarse, se acentuan las emociones contradictorias, se vuelven más reservados con sus emociones y la expresion, sobre todo con los adultos. Comienza a tomar fuerza los grupos de pares, en donde se basa la intimidad.


¿Qué sucede con la emociones cuando un niñ@ está sobreexpuesto a pantallas?


Muchas veces disminuye la tolerancia a la frustración porque la gratificación es inmediata. Esto repercute en todas las demás situaciones de la vida del niño, y lo hace proclive a querer todo ya. Esto puede llevar a desarrollar ansiedad o depresión en el futuro (no es tan lineal, pero sí puede influir si existe un exceso que lleve a una adicción a las pantallas).

Se pierde la capacidad de aburrirse, estar con uno mismo e identificar las propias emociones. Se “tapa” el aburrimiento, la soledad, la tristeza o el enojo con pantallas, no dando lugar a que el niño identifique y nombre lo que siente. Esto impide que reflexione sobre sus emociones y su comportamiento, y que busque estrategias para lidiar con las emociones que lo hacen sufrir. Tendemos a creer que las emociones que nos causan dolor son malas, cuando en realidad nos están “avisando” sobre algo que nos está pasando y debemos atender. Además, es necesario que un niño se aburra, sienta tristeza o enojo. Es parte de su desarrollo emocional y cognitivo.

Por otro lado, la hiperconexión a las pantallas no deja tiempo para la conexión interpersonal, lo que hace que muchas veces se pierda la interacción con los demás. A veces la hiperconexión a las pantallas puede estar causada por una dificultad del niño para interactuar con los demás, entonces esta conducta refuerza la dificultad para relacionarse.

Hay que pensar tambien aqui en el tema de los padres, y el desafío de poner límites a las pantallas. A veces con tal de evitar los conflictos, somos muy permisivos; entonces también nosotros estamos perdiendo la oportunidad de tener una situación donde se pueda aprender a gestionar las emociones. Eso no significa ser autoritarios, sino aprender a negociar, poniendo por ej. rutinas o horarios. La importancia de generar acuerdos es para favorecer el autocontrol, por ej. preguntandole cuando prefiere jugar, cuando recién llega de la escuela o en la tardecita? Así favorecemos a desarrollar el autocontrol, en el futuro, van a caminar por un mundo lleno de tentaciones y serán ellos los que tendrán que decir: “No”.

Importante: no dejarlos solos mucho tiempo frente a pantallas, suspender su uso si el niño se aísla o ya no le interesa hacer otra cosa. Los juegos están diseñados para atraparnos, tenemos que enseñarle a los niños cómo hacer un buen uso de la tecnología y pantallas.

6- Muchas veces se utilizan pantallas a la hora de comer, cambiarse, e incluso antes de dormir… ¿en cuanto a la gestión de emociones esto tiene alguna incidencia?

La sobreexposición a las pantallas durante la noche antes de dormir en niños puede causar disminución de la cantidad y la calidad del sueño, que ha sido comprobado en estudios científicos.

Existe un estudio que revela que la capacidad de reflexionar sobre el propio uso de pantallas en los padres, disminuye las posibilidades de adicción a la tecnología en los niños. Esto significa que los hábitos en relación a la tecnología que toman los padres para su propio uso influyen en los hábitos de uso de la tecnología de los niños. Si tan solo con cuestionarse sobre el propio uso de la tecnología, se ha podido comprobar que los niños disminuyen sus posibilidades de adicción, podemos pensar que adoptar ciertos recaudos a la hora de usar la propia tecnología, probablemente tenga efectos positivos sobre el uso que hacen los niños. Por ejemplo: comer sin pantallas; tener un rato para “conectar” entre los miembros de la familia, donde compartamos lo que fue nuestro día, qué hicimos y cómo nos sentimos; hacer actividades juntos, como las tareas de la casa, donde los niños puedan ayudar y ser parte; establecer horarios y tiempos de uso de la tecnología; acordar ciertas normas a seguir cuando la estamos utilizando (qué sitios y apps podemos visitar).

Las emociones se aprenden conectando con otros, no con imágenes o pantallas. Entonces lo importante es pasar tiempo de calidad con los niños.


¿Qué libros y/o autores recomendarían para comprender más sobre educar en emociones?


Libros para adultos:

  • Inteligencia Emocional - Daniel Goleman

  • Educación Emocional: Propuestas Para Educadores Y Familias - Rafael Bisquerra

  • Educar con inteligencia emocional: cómo conseguir que nuestros hijos sean sociables, felices y responsables - Maurice J./Tobias,Steven E./Friedl Elias

  • Inteligencia emocional infantil y juvenil: Ejercicios para cultivar la fortaleza interior en niños y jóvenes - Linda Lantieri y Daniel Goleman

  • Educar las emociones - Amanda Calderón

Libros para niños:

  • Colección de Anna Llenas (Monstruo de los Colores, Vacío, etc)

  • El Pájaro del alma (para niños más grandes) de Mijal Snunit

  • Emocionario- Ed. Palabras Aladas

  • Monstruo triste, monstruo feliz- de Ed Emberley y Anne Miranda (para los más pequeños)

  • Seis historias de las emociones - Sara Agostini

  • Bestiario de las emociones - Adrienne Barman

  • Mis palabras y emociones de la A a la Z - Cecilia Curbelo

  • Emociones y sentimientos - Piumini, Roberto / Cantone, Anna Laura

  • El libro de las emociones para niñas y niños - Gemma Lienas

  • Diario de las emociones - Anna Llenas

  • Maite Kaiso de Los libros del roble rojo en instagram, nos recomienda los libros de Babulinka, que tiene toda una colección de educación emocional para niños y varios recursos online conectados a ellos.

Tips para introducirnos en la educación en emociones y pantallas:


Conectar con los niños, mostrarles que estamos de su lado aun cuando no aprobamos su comportamiento. Tomarse tiempo para compartir, para entender qué les gusta, para que se sientan valorados y aceptados. Si tenemos que re dirigir, que sea hacia la conducta (no hacia la persona) . Ser muy claros y concretos en cuanto a los límites con pantallas. Negociar con los niños, establecer horarios y rutinas que den un marco de seguridad. En la educación emocional es fundamental el ejemplo, favorezcamos también nuestra expresión de las emociones; aceptar las emociones de los niños (sin juicios), favorecer que vivan distintas experiencias . Ofreceles espacios para dialogar.


Recordanos cuándo son los talleres y la forma de inscribirse:

Tenemos grupos de educación emocional para niños, divididos por edades, se hacen un sábado al mes y van de febrero a diciembre. Trabajamos en cada taller una habilidad emocional diferente en un formato lúdico y vivencial. Cada taller tiene su actividad para hacer en casa, lo que permite que se sostenga la práctica de lo aprendido en el tiempo.

Los grupos de padres se hacen un miércoles o viernes al mes y también van de febrero a diciembre. Trabajamos la educación emocional en profundidad pero también otros aspectos

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